Las Cuatro Alas de Mercurio – Capítulo I -Introducción

Las Cuatro Alas de Mercurio – Capítulo I -Introducción

¿Qué es la Alquimia Tradicional de Alto Grado?

La alquimia Tradicional de Alto Grado, tiene su basamento en la Fuente de Origen. Allí está la raíz de la Ciencia Pura de toda la Creación alquímica.

La Alquimia Tradicional consiste en el desarrollo de un proceso escondido, que “permite establecer un puente entre el Ser Interno de cada cual y el Hacedor de los Mundos”.

La Alquimia contiene una velada y profunda verdad que libera a los individuos.

¿Cómo recorremos el sendero alquímico?

No obstante, esta Sabiduría superior no es aplicable al género humano, en la medida que su contenido ha sido expresado mediante enigmas inextricables, cuyo significado no está al alcance de todos.

Hay que desenterrar a la Alquimia que está aplastada por el peso de una simbología sabia, pero oscurecida de propósito.

En efecto, lo que usualmente se ha entregado a este respecto, consiste en un fárrago de embrolladas fórmulas y frases incomprensibles para el entendimiento de la mayoría de los interesados. ¿Cuántos libros clásicos de la Alquimia Tradicional permanecen dormidos e intocados en las bibliotecas públicas y particulares?

El estudioso que cuente sólo con sus menguados recursos intelectuales es incapaz de desentrañar este Arte y, aún menos, aprovecharse con bien de ella y trasmitirla a terceros.

En verdad, la Alquimia ni se aprende ni se enseña a través de improvisados artificios. Hasta ahora ha sido trasmitida de boca a oído, de Maestro a Discípulo. Por esto mismo, por su particular contenido y la forma tan personal de ser entregada, resulta que no es posible improvisar un texto de Alquimia ni tampoco “armarlo”, uniendo segmentos homogéneos o heterogéneos provenientes de otras disciplinas.

¿En qué consiste la práctica alquímica?

La práctica y ejercicio de la Alquimia consiste, básicamente, en abrirse y ser receptivos a la irradiación superior de la Emanación Suprema o Alkahest. En otros términos, todo estriba en conocer el Primer Régimen de Mercurio o Solve et Coagula, que permite atraer hacia nosotros la irradiación del Alkahest, en el caudal puro necesario para comenzar y dar término a esta magna empresa de la Gran Obra.

La capacidad de hacer el Solve et Coagula difiere de persona a persona. Por ello, en la medida que se practique ese sistema, cada cual irá descubriendo la mejor manera de hacerlo.

¿Qué se necesita para la operación alquímica?

Toda operación alquímica, propia de este Arte Real o Arte Celeste, resultará inoficiosa, banal, si en su realización no se cuenta con la acción e influencia del Alkahest.

Si solamente te dejaras imantar por ese flujo, no necesitarás de otra clave para desvelar los arcanos de la Alquimia. Basta con dejarse impregnar por esa esencia lumínica que nos contiene para elevar notablemente nuestra capacidad de comprensión y acción.

Esta entrega a la acción del Alkahest permite que nuestros vehículos se ordenen, se preparen y adapten para ese largo viaje hacia la Luz.

¿Qué niveles de conciencia se evidencian en la Alquimia?

La Alquimia es un lenguaje universal que evidencia, en el ejecutante, tantas circunstancias o hechos distintos como sean los niveles de conciencia de quienes la practican.

¿Y cuáles son estos niveles de conciencia? La humanidad ha pasado por diversas etapas:

  1. Hombre metálico.
  2. Estados grupales sin conciencia.
  3. Hombre individualista y carente de conciencia.
  4. Hombre conscientemente individualista.
  5. Reacción en contra del individualismo: el Comunismo.
  6. Reacción en contra del Comunismo: el Nazismo.
  7. Desarrollo de grupos con conciencia grupal.
  8. Desarrollo de la mente del Cuerpo de Luz.
  9. Finalmente: inmersión de la mente del Cuerpo de Luz en el Alkahest.

¿Cuál es el propósito final de la Alquimia?

El propósito final de la Alquimia es mercurizar el Vaso o cuerpo humano, ennoblecer al ser humano y realizar efectivamente en cada cual esos Pequeños y Grandes Misterios de la Tradición Iniciática.

Los Pequeños Misterios consisten en saber depurar y limpiar la propia casa o Vaso del Alquimista, quien no puede trabajar en el Arte Real si su cuerpo, sus emociones y pensamientos, están desordenados, oscuros y sucios. No solo su interior debe estar ordenado, claro, luminoso, despierto, sino que también las ventanas de su laboratorio deben estar sin la basura que impide el paso de la Luz y ver hacia fuera. Esta Limpieza integral es el objetivo de los Pequeños Misterios. Es menester limpiar todos los espacios de nuestra materia, hasta que sus cordajes se tornen música viva.

Los Grandes Misterios dicen relación con las etapas superiores de la Alquimia Tradicional: la formación del Rebis o Alma y, posteriormente, del Espíritu o unión del Rebis Rojo, Elixir Rojo, o Piedra Roja con el Alkahest.

¿Cómo la Alquimia transforma al ser humano?

No es posible que la “Piedra Bruta” u hombre o mujer profanos y no preparados, alcancen una real transformación, si carecen de una conexión superior que los una al flujo del Alkahest. Sin este respaldo, uno solo se tiñe a sí mismo de irascibilidad, angustia; y se ve envuelto y contaminado por el egoísmo, el orgullo sin fundamento, la pereza y la desidia.

Cada conexión lograda o sucesivas perfecciones de ese contacto adquirido, con la práctica de su constante ejecución, provocan que el estudiante se engrane con nuevos conocimientos. Aquí se producen dos fenómenos: primero, se ubican y sienten dificultades, problemas o circunstancias externas cuyo sentido se aclara en lo interno y, segundo, en el campo interno se perciben hechos que antes no habían sido captados por nuestra conciencia. Los efectos de las sucesivas conexiones se van sumando hasta que en el estudiante se abre, por así decirlo, un círculo de canalización; permanente punto de unión entre la irradiación del Alkahest y su cerebro. Esta capacidad superior de recepción, tanto de lo interno como lo externo, se produce con la reiteración de los Solve et Coagula, de modo que el educando llega a estar constantemente unido a esa Irradiación enaltecida, y puede valerse de ella en otras ocasiones distintas a aquellas en que realiza el Solve et Coagula, cuando, por ejemplo, quiere consultar a niveles de conciencia más elevados sobre la veracidad de una interpretación simbólica.

Es imprescindible que el estudiante reciba la magnetización del Agua de Fuego, Agua Viva o Alkahest, para que éste actúe diluyendo las gruesas capas que limita a la materia del educando.

La naturaleza de cada una de tus acciones depende de cuánto te hayas acercado a esa conexión, y todo tu quehacer desordenado comienza a reordenarse; en ese estado, tu materia adquiere una liviandad y emanación más armoniosa.

Con la práctica de nuevas y continuas conexiones, cada vez más afinadas, profundas y realistas mediante la práctica del Solve et Coagula, la irradiación del Alkahest te baña y penetra más hondamente y se relaciona con ese otro Alkahest menor que hay dentro de ti (el Mercurio Coagulado).

Esa unión, la de La Luz Celeste (Alkahest) con el centro de Luz similar que hay dentro de ti (el Mercurio Coagulado) borra las tinieblas y produce desde tu interior un florecimiento, creando brotes, retoños que van reemplazando a esos otros brotes oscuros que tu materia ha ido produciendo y acumulando durante el transcurso del tiempo.

El Todopoderoso nos dejó la tarea de trabajar el Mercurio Coagulado, esencia escondida en nuestro cuerpo o Santo Grial.

Sepámoslo o no, nuestro Mercurio Coagulado se contenta por el hecho de saber que seamos cada vez más conscientes, porque ello facilita la acción de ese Mercurio Coagulado; pese a que la tarea de ese centro de resonancia de lo superior, que está aparentemente dormido, es siempre difícil, ya que nuestros centros o chakras están obstruidos, cerrados a la imantación del Alkahest.

Thomas Vaughan dice al respecto: “Cada cuerpo natural es una especie de linterna sorda que envuelve y mantiene oculta su luz, sin que aparezca, porque está velada por la morada tenebrosa de su materia y no se da a conocer más que por sus defectos siendo su agente, su vida, su luz igual que lo es el sol de macrocosmos” (El Arte Hermético al Descubierto, 1ª Edición, Ediciones Índigo, pág. 43).

¿En qué se sustenta el poder de la Alquimia?

El trazado de la Alquimia se sustenta en el poder del Alkahest, quien construye y ordena a Mundos infinitamente superiores al nuestro. Tarea colosal que no es percibida cabalmente por nuestras mentes inmaduras, muy deficientemente conectadas a esa fuerza grandiosa e Iniciadora, debido a que la mayoría de las veces tal unión es muy precaria y no sabemos cómo mejorarla y utilizarla. A la existencia de esta deficiente conexión, se debe que este pequeño mundo sea tan áspero, hostil y artificial.

Así pues, desde el comienzo de su labor el neófito debe aprender a estar conectado e imantado por el Alkahest.

El Alkahest o Energía Divina desciende desde la fuente misma del Creador, hacia lo creado, en forma de una Lluvia áurica que degrada su onda expansiva en la medida que desciende, para no quemar o vitrificar a la materia que la acoge y recibe. Esta Lluvia Áurica o lluvia de oro, cae sobre todo el Universo y sobre cada forma viva para permitirle el mero existir.

El alquimista deberá aprender a recibir esa misma energía, pero con un flujo mercurial mucho más potente, que impulsará el logro de fines muy superiores a los que permite la corriente disminuida que reciben los terceros por el mero hecho de existir. Esa corriente de fuego de mayor potencia y pureza, se denomina Rocío Cocido y eran las dos iniciales que se agregaban a los nombres de los alquimistas y rosacruces: R.C. que significaba “Rocío Cocido” y no otro concepto.

Ese Rocío Cocido hace que la vida desordenada de los humanos, volcada al frenético e inconsciente tráfago de los intereses cotidianos, sea encauzada hacia una actitud que permite el despertar, elevar y mejorar la verdadera naturaleza interna de cada cual.

¿Cómo se perfecciona la conexión mercurial?

La conexión entre esos dos puntos (la irradiación del Alkahest y el Mercurio Coagulado de tu materia) es siempre perfectible, es susceptible de ser refinada; este resultado de perfección creciente viene a concretarse mediante etapas sucesivas.

En el Ars Regia, lo que hoy logramos en sutilidad e iluminación, mañana ha de transformarse en una vibración aún más fina y acabada. Es un acercamiento progresivo a lo que está detrás de lo conocido y que, por nuestras limitaciones actuales, no hemos sido capaces de sentir y percibir.

Si esta unión, la del Alkahest con la Tierra, es comprendida por tu materia, tal saber va uniendo todo lo que está desunido en ti, sin perjuicio de permitirte acceder a una sutil red de ayuda, que tiene un concentrado poder que va imantando a la materia y dándole la potencia necesaria para que sus conexiones inconexas se unifiquen y actúen cada vez menos divididas, logrando así tener el poder y la energía para actuar en cada acción expresada desde la materia.

¿Cómo se produce la regeneración de la Piedra?

Esta regeneración de la materia de tu Piedra o cuerpo se produce por su descomposición, disolución, calcinación, volatilización, mercurización y posterior coagulación de lo más sublime que hay en ti, en tu Cuerpo de Luz, y porque de esta manera es extraída y aprovechada la Luz que reside como esencia en las capas gruesas, bastas, sólidas, secas y corrosivas, adheridas a la superficie de tu Vaso, las cuales por ahora atenazan, ahogan y frenan tu desarrollo evolutivo.

La materia, por su diario trajín, subsiste a duras penas, pues está subyugada por múltiples estados indeseables que ella misma ha credo y que terminan por aniquilarla.

La labor del Alkahest se asemeja al trabajo del sembrador, quien examina atentamente la tierra hasta ubicar un punto del terreno apropiado para la germinación de la semilla. Entonces, hunde las cuchillas del azadón o arado, para trazar los surcos que han de dar vuelta a la tierra que cobijará a la semilla, para que la simiente reciba los rayos del sol (Alkahest) que la galvanice y haga actuante su vida latente.

El sembrador deja el resultado de su siembra a la actividad del Alkahest, pues confía que la permanente irradiación de esa Agua de Fuego activará a la semilla, impulsará el crecimiento de la planta, la que se desarrollará, se multiplicará y florecerá y en el tiempo de su maduración, para alcanzar su plena realización.

La irradiación del Alkahest desata en la materia una intensa y profunda depuración, hasta que de la tierra se desprenda la última gota de su innecesario sufrimiento.

Es necesario que el estudiante aprenda a regar su árido lar con el Rocío Cocido, sublimado, purificado y purificador que todo lo crea, acrece y consume, y que hace florecer, desde la profundidad de cada Ser, el capullo de su flor escondida o Mercurio Coagulado, que todos llevamos enclaustrado y adormido en la entraña de nuestra Piedra.

¿Qué es el Mercurio Coagulado?

Ese Mercurio Coagulado, emanación de Luz que explosionó desde el Origen, cubriéndose de diversas capas duras y malolientes, lleva, con todo, imbuida en sí la chispa divina cuyo poder es semejante al poder de su creador o Alkahest (Creador del Primer y Segundo Adán).

Algunos autores clásicos denominan al conjunto de nuestro Mercurio Coagulado “Acero Mágico”; Mercurio Coagulado y Acero Mágico son términos sinónimos.

El lugar o tumba en que se encuentra esa chispa divina o Mercurio Coagulado se denomina Saturno.

¿Qué precauciones se deben tomar para recorrer el camino alquímico?

Debemos aprender a imponernos la disciplina necesaria para que se descomponga todo lo que de artificial se nos ha adherido e impregnado en el curso de las vidas, debido a nuestro hacer engañoso e innatural.

Se comprenderá que, sin excepción alguna, todo lo creado por personas sin iluminación, está sujeto a un estado de permanente confusión, que induce a adherirse a irreales apegos y extravíos de toda índole, situación de suyo anómala, que cada día nos arrebata y consume inútilmente una parte del oro o energía que nos mueve.

Si el hombre o la mujer invierten esta situación impuesta por una fuerza desordenada, entrópica y dispersa, entregada a un quehacer inferior, y para que se deje dirigir desde lo Superior, se producirá desde lo interior de cada alumno una real transformación, que le permitirá alcanzar y gozar de una inexpresable comprensión y unificación con la energía que les embebe e impulsa desde lo sideral.

¿Qué se espera al recorrer el camino alquímico?

El hombre y la mujer Alquimistas son tocados en lo más íntimo de su ser por ese fuego mercurial o Alkahest que corrige sutilmente la acción equivocada en cada acto y lo imanta con una intensa y equilibrada sensibilidad, que es inconmovible ante todo aquello que pretende arrastrar al discípulo a lo empequeñecido.

El educando advertirá la naturaleza meramente fantasmal          de esas agresivas tendencias que intentan despeñarlo hacia la oscuridad.

Aquellos humanos que crecen a medida que dominan a sus empequeñecidos procederes, mejorarán su conexión con lo Superior; siempre que acepten ser encauzados por el impulso del Alkahest, mejorarán su conexión con lo elevado y disminuirá su interés por lo transitorio e irreal, pues la eliminación o quemazón de lo endurecido en sí mismos, facilita la conexión con el Alkahest.

El despegarse del mundo artificial de las formas es doloroso y entristecedor, pues rompe todos los esquemas conocidos, estereotipados y trillados. El quiebre es rudo, por ende, hay que aquietarse para soportarlo. Este malestar acontece por la deficiente conexión que aún tienes con el Alkahest. Esta semi desconexión hace de ti un ser dormido, difuso y desordenado en tus costumbres.

¿A qué se deben las dificultades que se presentan?

Este aletargamiento e hibernación del Mercurio Coagulado que hay en ti, se debe a que no cuentas con el grado suficiente del empuje luminoso del Alkahest y no puedes deshacerte de la masa de suciedad que te cubre y tapa; si bien tu Mercurio Coagulado permanece incontaminado en medio de las emanaciones de esa masa hosca, oscura que le circunda. El mecanismo fétido y falsario que surge de esa contaminación, que se apropia del hombre o de la mujer que permanecen inadvertidos o son ignorantes y que los mueve sin que aquellos puedan discernir entre el bien y el mal.

Resulta imprescindible que la materia aprenda a conectarse con el Alkahest a fin de que pueda establecer el orden en su caótico estado.

Poseemos en nuestro interior una diminuta porción de Luz Divina, Fuego o Alkahest prisionero, que a medida que se libera nos proporciona empuje y vitalidad para actuar sobre todo lo que integra o forma parte de nuestra materia, pero que por ignorancia no sabemos cómo activar a esa esencia y convertirla en el eje que sostenga cada una de nuestras acciones.

Al respecto dice Eugenio Filaleteo: “En medio de este círculo tenebroso de que he hablado antes (el cuerpo celular) está colocada una lámpara encendida que es imagen de la luz secreta, el fuego secreto que Dios ha puesto en medio, en el centro de los elementos, que es claro sin ser visto, pues reluce en un lugar oscuro muy tenebroso que no puede ser percibido por los sabios” (Alquimistas).

“La ausencia o presencia de este fuego luminoso hace que todas las cosas florezcan o permanezcan como muertas; nosotros conocemos por experiencia que, en relación a nuestros propios cuerpos, tanto como dura la vida hay una cocción continua un cierto hervor dentro de nosotros que nos hace sudar y nos provoca transpiraciones continuas por los poros, y si ponemos nuestras manos sobre la piel sentimos nuestro propio calor, que procede necesariamente de un fuego o luz que está en nuestro interior”. (El Arte Hermético al Descubierto, Editorial Índigo, 1997, pág. 43)

* ¿Cómo está constituido el ser humano?

¿Qué es un cuerpo celular? Es toda masa fija, coagulada, seca, imposible de transformar y superar, sin el arte alquímico. En su interior lleva un núcleo de purísimo Mercurio.

Nuestro Mercurio Coagulado es, en potencia y calidad, semejante al Alkahest que desciende desde el mismo Creador.

El Mercurio Coagulado es “El Santo Grial” que cada cual debe hacer vivo mediante el Solve et Coagula. Es la potencia que da vida a los cuerpos y aflora en la medida que el Vaso y el contenido del Vaso se preparen y no obstruyan el ejercicio alquímico.

Simbólicamente se dice que en la parte baja del cuerpo humano se contiene el Fuego Dormido que hay que despertar e impulsar para que ascienda a la parte superior del Vaso y se conecte con el Alkahest.

El orden en nuestro Vaso o cuerpo comienza con la liberación del Mercurio Coagulado , con ello se activa cada acción propia del hombre y de la mujer, quienes serán dirigidos por la energía pura de su propio Mercurio Interno Liberado, Acero Mágico o chispa divina, circunstancia que fortalecerá y potenciara el bien en el ser humano, para su provecho y el beneficio de la humanidad, pues toda vida forma parte de una sola Vida y todo esfuerzo individual bien encaminado y logrado afecta positivamente a toda la Vida.

El Mercurio Coagulado liberado juega un fundamental papel en la purgación de la materia, en la medida que proporciona el impulso que el Azufre necesita para activar su propio fuego azufroso.

El Adepto, al estar conectado con el Alkahest, eleva la vibración de su mundo inferior y la de su entorno y de toda vida.

Desde un punto de vista alquímico, la Figura Humana se representa en la siguiente forma:

  1. Dibuja la silueta de un ser humano visto de frente.
  2. Remarca sus contornos con una línea gruesa.

Ese reteñido exterior se denominará Cuerpo Metálico, Armadura Negra o Dragón Ígneo. Este Cuerpo, duro, refractario a la Luz, seco, corrosivo y sediento, va siendo sojuzgado mediante el influjo de los lavados ígneos o irradiación del Alkahest.

El cuerpo que queda en el interior del contorno reteñido se denomina Cuerpo Mineral, éste está conformado por una materia obscurecida o Luna, algo menos dura que el cuerpo metálico externo.

En el Cuerpo Mineral se ven numerosas incrustaciones de Mercurio Coagulado, inactivo, dormido o “muerto”, partículas que mediante el proceso del Solve et Coagula, son sucesivamente despertadas y transformadas en Mercurio Interno Liberado.

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Estas capas duras y artificiales son conocidas como Sol y Luna, componentes que paulatinamente se licúan. Al disolverse el Sol o León ígneo (Coraceno, Jorazán o Perro Negro) al igual que la Luna (o Perra de Armenia o Dragón de Babilonia), y estando al rojo vivo, se unen indisolublemente y dan nacimiento a la Inteligencia Humana o Azufre incipiente o Echeneis y, así sucesivamente da lugar a la Saturnina Vegetalis, al León Verde y al Azufre Blanco o Primero, en estado de Fuego.

¿Cómo es el despertar que se produce en el ser humano?

Este es un despertar lento, paulatino, de la conciencia, porque nuestra materia tiene reacciones demasiando lentas, pues está succionada, hipnotizada por infinidad de acciones inoficiosas que la desvían y desconectan de la Luz, impidiendo que su mundo interno se unifique.

El despertar del hombre y la mujer a la realidad no es un proceso violento, sino moroso, porque la materia aún no elaborada por el Arte Real tiende a dispersar el verdadero conocimiento, porque el aprendiz primerizo no lo capta internamente, juega con él, transformándolo en verborrea, para endiosar su personalidad.

Pero llegará el día en que el alumno, que ha caminado y hollado tantas veces su misma Tierra, observará que un nuevo andar sustituye su caminar de otrora, porque se va a hacer uno con sus pasos y sus pasos van a hacerse uno con la Tierra que lo sostiene y su Tierra va a hacerse viva, a medida que el discípulo anide en ella esa perfección de unión infinita que él mismo atrae con el imán de su trabajo.

¿Cómo se inicia el trabajo alquímico?

El inicio del trabajo alquímico se efectúa mediante el Alkahest que se pone en contacto con la masa oscura que denominamos Armadura Negra. Con el calor iniciático del Alkahest se licua y funde, cada vez, una sucesiva partícula de la Armadura Negra, de modo que sus componentes Sol y Luna también se licuan y entre funden alquímicamente, quedando indisolublemente unidos para dar nacimiento al Azufre.

El Azufre, que nace de la unión o boda alquímica del Sol y la Luna, es quien con sus poderosas vibraciones derruye a su vez al segundo cuerpo o cuerpo mineral, que envuelve y aprisiona a nuestro Mercurio original, convirtiéndolo en Mercurio Interno Liberado.

El proceso de transformación señalado en los puntos anteriores se denomina “Extracción del Oro”.

Trabajar en la propia veta espiritual es un acto de imperecedero valor que no fenece en la ciénaga del espacio y del tiempo.

Debemos comprender que somos un conjunto de componentes dispersos y desactivados. Es preciso unir las piezas, lo que se logra sensibilizándonos mediante la práctica del Solve et Coagula para hacernos conscientes de esa red o entramado invisible que sostiene a la forma corporal, mediante la atracción aglutinadora del Mercurio Coagulado.

La estructura corporal del ser humano es asimilable a la construcción de un edificio, hacia el cual confluyen y se asientan infinitos elementos y complementos, que otorgan sentido a la construcción toda, los cuales, al final son cubiertos y tapados por una pétrea y gruesa mezcla de hormigón, que aparta de la vista el contenido sutil, sin forma y esplendente, de manera que se concentre la atención, admiración y culto en la armazón externa de la Obra.

¿Qué es importante percibir dentro del proceso alquímico?

El hombre y la mujer, atraídos por el embrujo de lo ilusorio y dirigidos por una mente entrampada por un mecanismo robotizante, no advierten el milagro de Vida que se gesta en su interior. Ni se imaginan cómo el potente flujo del Mercurio de Los Sabios o Rebis viene a su vida cotidiana, formado por cada Solve et Coagula.

Es importante que el Adepto perciba y experimente, de primera mano, la magnetización que en él se produce, por un agua Viva o Mercurial, que licua las placas metálicas que limitan su expresión vital, emocional, intelectual y espiritual.

La mercurización de cada individuo es lenta y en ocasiones, debe vencer segmentos oscurecidos que ocasionan al aprendiz enormes pérdidas de energía y dificultan la consecución de las acciones del trabajo alquímico.

El mismo discípulo, con su inexperiencia, hace aún más lento este proceso, pues el avance de hoy lo dilapida en los errores de mañana. De no ser así, la Alquimia tendría efectos rápidos.

Los Adeptos que conocen esta tarea, atestiguan lo difícil que es practicar este Arte Real. Ello porque puede transcurrir un largo período sin que se manifiesten los efectos deseados, puesto que el Alkahest trabaja imperceptiblemente en la limpieza de las heces contenidas en la Piedra.

Durante ese lapso el cuerpo es acosado y agitado por la tenebrosidad. Evidencia persistentes alteraciones y retrocesos (aparentes) motivados por la tenaz resistencia que oponen los sectores oscuros de su cuerpo a la filtración y penetración de la Luz que invade sus dominios. Se dice que la materia no elaborada y oscurecida lucha sin miedo y desdeña la huida. Porque sabe que forzosamente debe proteger el estado de artificialidad que la dirige y defiende, además, su derecho a nutrirse de la fuerza que ha creado en sí misma, que la mantiene completamente fijada en lo bajo y ruin.

Cuando a tu Tierra le es arrancada esa fuerza propia y caótica que la atrapa, se siente vacía y defiende a muerte la facultad de dirigirse a sí misma, promoviendo estados de gran alteración y trastorno.

¿Cómo se resume el proceso alquímico?

El Arte alquímico es eminentemente iniciático e iniciador. Mediante esta disciplina es trabajado lo que envuelve al Mercurio Coagulado. Es en suma la única forma que tienes para desbastar tu Piedra bruta o imperfecta.

La Piedra se asemeja al Alkahest, porque su núcleo es similar a éste, sólo que se presenta en un estado de elaboración.

La semejanza existente entre la Piedra y el Alkahest es la que permite que el contenido del Vaso pueda retornar a la Fuente Original, desde donde fue emanado.

La dura corteza de obscurecidas placas metálicas, que circunda y oprime al núcleo central mercurial, constituye la prisión o cuerpo imperfecto, que inmoviliza a un inanimado Mercurio solidificado o coagulado. Esas basálticas costras de mugre, prácticamente impenetrables serán derruidas por la irradiación del Alkahest, en primer término, y segundo, por las posteriores irradiaciones del Azufre y del Rebis, en su caso.

La acción de activar a tu Mercurio Coagulado equivale a extraer y perfeccionar al propio oro no trabajado, lo que se logra por la entrega, sin condiciones, a la acción del Disolvente Universal o Alkahest.

Nuestra Tierra debe ser removida innumerables veces hasta aquietar sus aguas, con el objeto de que el Alkahest cumpla su labor a cabalidad en el género humano.

La materia caótica es morosamente trasmutada, las primeras modificaciones se insinúan con la unión alquímica de un Sol y una Luna totalmente bastos y ariscos, para dar nacimiento a un Azufre. Este Azufre es el resultado de la unificación indisoluble de lo que llamamos Sol y Luna.

El Azufre libera al Mercurio Interno de la pesada capa envolvente o cuerpo mineral, para que ese Mercurio Interno liberado y ese Azufre perfeccionado se unan y den forma al Rebis.

En la misma proporción que el Rebis o Mercurio de los Sabios acrece, en la misma cantidad se resta poder a la potencia de la masa caótica, anulándola; simultáneamente se multiplica la potencia de nuestra inteligencia, porque eso es lo que es nuestro Azufre.

Somos como la greda que toma forma en las manos del alfarero. Nos entregamos para ser modelados por la Gracia del Gran Arquitecto del Universo, por su imantación o Alkahest. Este es un trabajo escondido, gestado en el silencio de lo desconocido, su descripción sobrepasa el poder definitorio de todas las palabras.

Esta preparación alquímica integra paulatinamente a los individuos. En cambio, otras preparaciones no iluminadas, desarrollan aspectos separados de la personalidad, que no abarcan a la totalidad del hombre y no propenden a la unificación y aunque se logren resultados de más afinada conciencia, quedan reducidos a quehaceres mecánicos más o menos perfectos, relacionados con sectores específicos y no con la totalidad del experimentador.

Por el contrario, el conocimiento realmente alquímico ilumina al saber mecánico, pero este último no reemplaza al saber alquímico.

Con todo, quien comienza a dominar el Arte Real puede utilizar ciertos conocimientos mecánicos para impedir que la materia obstruya en demasía el avance de la Luz en uno mismo.

La práctica de la Alquimia permite que el estudiante descubra y experimente su potencia concentrada y active a su Mercurio Interno o Fuego Celeste que estaba inmovilizado desde la Creación, Big-Bang, Gran Ignición o Gran Caída.

¿Qué debe comprender el adepto acerca de la Alquimia?

El Adepto debe comprender que la Alquimia tiene como propósito que él logre su propio bien, su propio y superior ennoblecimiento.

Es efectivo que, en un inicio, la Luz interna ya liberada del educando esté aparentemente opacada por la degradación y aprisionamiento que experimentó desde la Gran Ignición con motivo de su descenso a los bastos planos, pero ello no es una condición real de degradación o rebajamiento, pues la Gran Caída tuvo por objeto que todo estudiante del pasado, presente y futuro, mediante su propio esfuerzo, trabaje esa suciedad y la transforme en su Luz. La conquista de la lucidez y la justa apreciación del contorno y entorno, son facultades de apreciación y juicio de los que carecía el primitivo Adán Primero o primer proyecto del Ser Humano, que fue definitivamente reemplazado por el Adán segundo, que somos nosotros.

El discípulo debe conocer y saber utilizar los instrumentos o herramientas de trabajo que posee virtualmente y debe hacerlos activos para lograr el desarrollo de su Gran Obra.

Algunos tratadistas puntualizan que solo se requiere de un instrumento, de un solo Mercurio, el Alkahest, que es perfecto y suficiente, porque, de hecho, todo lo existente, visible o invisible tiene su origen en el Alkahest. Cualquier cosa es Alkahest degradado y es perfeccionable hasta convertirlo en Alkahest. El Alkahest es el fuego divino que mueve y perfecciona todo lo creado.

Otros sabios especifican que son dos las herramientas o medios que deben ser manejadas en este quehacer de Vulcano: el Alkahest y el cuerpo Físico, Vaso o atanor del experimentador.

Por otra parte, otras autoridades sobre la materia argumentan que los utensilios fundamentales son tres: el Alkahest, el vaso o cuerpo y el Mercurio Interno en sus tres modalidades de Mercurio Coagulado, Mercurio Liberado y el Mercurio Doble, Mercurio Secreto de los Sabios o Rebis.

En realidad, en nuestras experiencias se manipulan más elementos:

  • El Alkahest.
  • La Sal o dureza, compuesta por Sol y Luna.
  • El Azufre Negro, Blanco y Rojo.
  • El Mercurio Interno Coagulado.
  • El Mercurio Interno Liberado.
  • El Rebis Blanco y Rojo

El Alkahest

Es el Fuego ardiente que proviene de la Fuente única o Dios Innominado. Su resplandor supera la luminosidad de todos los astros, soles y galaxias. Es el Disolvente Universal que contiene todo lo necesario para purificar a la inmadura pluralidad (masa humana) siempre que aquella esté preparada para recibirlo.

El Alkahest, flama celeste que desciende hasta la materia en forma de Lluvia Áurica o de Rocío Cocido, según sea el caso, degradando la potencialidad de su vibración, de acuerdo con la capacidad receptiva de la forma que lo absorbe. Penetra en la Tierra para disolver los oscuros y pétreos bloques que la estrangulan y asfixian.

El Mercurio Coagulado

Es el Mercurio proveniente del origen; es aquella porción de Mercurio (nosotros mismos) que cayó desde el cielo a esta tierra y que en la actualidad está envuelto en una sucia capa de mineral. El Azufre es el encargado de liberarlo.

Por otra parte, tanto el Azufre como el mismo Mercurio Coagulado, a medida que se van liberando, depuran con sus vibraciones a la materia aún no elaborada. Por eso se dice que “El Agua Será limpiada por un Agua de la misma naturaleza.”

La Sal

Representa a la dureza de nuestra Tierra. Todos esos estados de conciencia endurecidos, condensados, tenebrosos, convulsivos, propios de una materia no trabajada que deben ser disueltos, volatilizados y posteriormente transformados en Rebis.

Este compuesto, con aspecto pétreo y salino, está integrado por Sol y Luna, que al formar múltiples bloques que encajan estrechamente unos en otros, obstruyen la correcta circulación de las corrientes mercuriales internas del individuo.

La inmensa mayoría de nosotros estamos en la condición de Sal, esto es, de “Piedra Bruta”, vale decir, conformados por pesadas, sólidas y nauseabundas capas metálicas, estructuradas por ácidos corrosivos y Mercurio Coagulado.

Con todos esos estratos que aprisionan al Mercurio Dormido arrasa el Alkahest. Lo único que permanece indemne es el Mercurio Interno, sea en sus estados de liberado o coagulado.

La labor del Alkahest se asemeja a la del sembrador. El Mercurio Coagulado, inactivo, muerto, incrustado en la Sal, al igual que la semilla, debe ser regado, pues no puede reproducirse si primeramente no es irrigado y transformado por el Alkahest.

Todo lo que existe en la materia de la Piedra o Sal, debe ser accionado, movido, transformado por el Alkahest.

La materia ha de quedar liberada de la pesada carga de lo inferior para que pueda ascender libremente hacia un estado superior y se den las condiciones para que de esa Tierra se extraiga su primer Azufre, llamado así porque es la primera extracción o formación realizada por el alquimista. El Azufre así preparado y teñido con los compuestos de su materia basta, reviste el carácter de un agua más depurada que la anterior de Sol y de Luna o materia propia de la Armadura negra.

Solve et Coagula

El procedimiento denominado Solve et Coagula es el basamento de todas las instancias formadoras de la Piedra Filosofal.

El alumno de Alquimia Tradicional debe abrir sus ojos y afinar sus oídos para captar la importancia que reviste el aprender a sumergirse y fundirse en la divina energía mercurial, que llega a él a través de la práctica del Solve et Coagula.

El neófito debe tomar conciencia del desmedrado estado de su Tierra debilitada por la usual absorción de una energía artificiosa, contraria a la Luz, cuya imantación concluirá por resultarle letal. Aunque por el momento no le produce malestar aparente alguno; además, tal situación eminentemente profana es ¡tan fácil de seguir! pues no le exige esfuerzos extraordinarios para continuar viviendo una vida de suyo superficial, rutinaria y roma, que, con su insulsez, tiende a prolongarse indefinidamente.

En ocasiones el profano dormido, autómata, vive cotidianamente tensiones y sobresaltos; la mayoría sin causa real, que le debilita, exhausta y emacia, hasta la destrucción. Vive en un estado de permanente petrificación, que trasmite su dureza a todo lo que idea, expresa y realiza. En este sentido, cada cual es responsable de sus limitaciones, pues no ha aprendido aún a disolver, volatilizar y trasformar sus cargas. Necesita adherirse a la Luz superior para conectarse permanentemente con el Alkahest.

El estudioso debe asimilar que, con la ayuda del Alkahest ha de dominar todo aquello que lo ha domeñado y dirigido equivocadamente. Liberará a su Mercurio Coagulado y lo trasformará en Mercurio Libre, para que de ese modo irradie con poderosa Luz a las hediondas capas superficiales del Cuerpo Metálico, y una vez que el Mercurio Liberado, junto con el Azufre, se transformen en Rebis, irradiarán con mayor potencia y eficacia a esas mismas placas metálicas.

Todo este proceso de elevación interna, gestado desde el centro, no es aprehendido por la conciencia de vigilia del aprendiz de Alquimia, toda vez que su mente concreta no está en condiciones de analizar estos resultados. El papel del discípulo en esta materia se reduce a cultivar y establecer un estado de relajada apertura para recibir a través del Solve et Coagula, correctamente efectuado, la radiancia que activará y renovará a su materia en cada una de las sucesivas purgaciones materializadas en sus ejercicios alquímicos diarios.

Los logros se manifestarán cuando se aprenda a estar sereno y alerta para recibirlos. Cuando se empieza a vivenciar los pequeños cambios de estado que tienen lugar en nuestro mundo interior; se comienzan a avizorar nuestros tesoros escondidos de valor incalculable, que se van haciendo presente con profunda y natural sencillez. Al paladear esta nueva perspectiva, se advierte que la mayor parte de nuestra vida ha sido consumida por un quehacer inoficioso.

Sólo una mente tranquila y equilibrada puede aprender a transformar el juego ilusorio de la forma para unirse a la energía superior, de modo que se active el Mercurio interno del estudiante y proporcione el empuje decisivo a las fuerzas espirituales que duermen en él.

Por el contrario, si se está entregado y sumergido en la efervescencia de lo artificial, se es presa de corrientes tenebrosas, de miedos, egoísmo y avaricia, que dejan profundos surcos en la propia Tierra, y motivan enfermedades permanentes, que limitan el avance del desarrollo espiritual.

Todo esto no implica un aislamiento o separación del mundo exterior, sólo aflora un mayor respeto por sí mismo y más amor y consideración por los demás, como un implícito reconocimiento de la divinidad que mora en nuestros congéneres y que muchas veces no podemos evidenciarla ni exteriorizarla por nuestra carencia de Luz. Por ello, el alquimista debe llegar a manifestar espontánea compasión y afecto por toda manifestación de Vida.

A medida que los estados de conciencia, ya estructurados y petrificados en nosotros, se van modificando y sugiriendo nuevas maneras de enfocar la vida, se alza en nuestro interior una inexpugnable fortaleza que, a la vez que nos permite resistir mejor el calor de la radiancia espiritual, aumenta el caudal de flujo del Alkahest que nos llega desde lo alto, para almacenarlo con mayor abundancia. Esto nos permite disponer de una mayor lucidez en el hacer diario.

Hemos de transformarnos en guerreros que vencerán sus limitaciones y oscuridades sin luchar, en oradores que convencerán sin emplear la aridez de la palabra y, sobre todo, en servidores del Gran Arquitecto del Universo.

A medida que la potencia del Mercurio liberado por los ejercicios del Solve et Coagula se aproxima a la condición del Alkahest, se desata en el interior del Adepto una potencia serena, aplomada, fuera del tiempo y de su edad física, de tal magnitud, que la misma Naturaleza ha de plegarse al designio que emana del discípulo, y él mismo será movido por ese poder ilimitado

Percibiremos que, de nuestro cenagoso estado, extraemos nuestro propio oro escondido; e impulsamos el renacer de nuestra energía espiritual que, por ahora, está inactiva. Comenzarán a diluirse las cadenas que nos aherrojan imaginariamente. Se presiente en sí una expansión y un creciente poder generalizado.

Podremos ser rozados por el tejido o trama de otras pasiones y mezquindades escondidas, pero no seremos imantados por esas turbulencias descentradas y descontroladas. Nos sentiremos ajenos a ese tipo de imantaciones propias de ennegrecidos vórtices de maldad.

Con este trabajo denominado Solve et Coagula, la materia atesora una mayor cantidad de energía mercurial, la cual es utilizada en el subterráneo laboratorio de nuestra fisiología.

Si se considera que, a estas alturas, el alumno empieza a conocer y utilizar mejor los utensilios alquímicos, comprobará que su nuevo actuar coopera para acentuar el descanso o levedad de su materia, con lo que se amengua su necesario desgaste.

El ser humano rompe los finos barrotes de su jaula material y viste el sencillo atuendo del Labrador o alquimista.

Nuestra Tierra o cuerpo aprende a ser dirigido y accionado por la magnetización del Origen: es el Alkahest o Luz Iniciática, que es el encargado de esa elevada conducción. El alquimista aguardará tranquilamente el resultado de su cosecha, porque ha perdido la ambición propia de un impulso inferior, se ha liberado del dominio abusivo y enceguecedor de su ego e ignora cuándo su materia alcanzará la verdadera maduración y floración de sus frutos.

¿Cómo se debe recorrer el camino alquímico?

En verdad, el proceso alquímico no puede ser presionado por premuras y apremios indebidos. Nada en Alquimia Tradicional de Alto Grado se realiza repentinamente, todo resulta del esfuerzo perseverante y prolongado. Crece como la flor, así de simple. Es inútil que el no iluminado o neófito se atarante intentado comprender esto antes de su tiempo, mientras no haya desarrollado el instrumental interno necesario para su nueva comprensión. Es el proceso quien dirige a la materia y no la materia al proceso.

Lo anterior, por cuanto el mejoramiento de la propia fisiología está íntimamente relacionado con la liberación de las cargas provenientes de los estados inferiores, cuya disolución como sabemos, depende del volumen del flujo mercurial que recibe, así como de su capacidad para resistirlo.

Por otra parte, el comienzo del desarrollo de la Gran Obra, esto es la permanente acción de una energía pura sobre la tosca materia, produce colosales cataclismos a raíz de la oposición de las fuerzas inferiores y contrarias que se resisten a ser domesticadas.

A quienes se obstinan en imponer un avasallador ritmo en su avance alquímico, deben saber la inconveniencia de su acto, pues nuestras mentes aún limitadas no son capaces de comprender y dirigir el proceso alquímico. La tarea emprendida es demasiado vasta para que su completo derrotero pueda entregarse al solo dominio de una mente kamamanásica, de la Quinta Raza Raíz actual. Aquellos hermanos en el Arte, que han alcanzado una altísima realización Alquímica, como José Bálsamo Braconieri, continúan su infinito peregrinaje de Luz, transitando por estados evolutivos más y más adelantados, incomprensibles en su profundidad para nuestro desmedrado intelecto.

Te transformarás en un apacible caminante activo, dirigido por tu fuerza mercurial interna, que te instruirá para que traspases y penetres lo que se oculta más allá de lo escondido.

Es largo el proceso del trasmutar, pero puedes alcanzar el éxito si te decides a modificar tu vasija con tus propias manos imantadas de lo mercurial.

Para construir un barco hay que idear cada pieza en su integridad, no basta con diseñar su estructura. Su real contenido no está en lo externo del dibujo.

Para construir una vida hay que unir ordenadamente cada una de sus piezas. Configurar nuestro mosaico, compuesto por miles de fragmentos, es la misión que a todos nos impulsa a vivir.

El tallado alquímico siempre es perfecto, porque quien desbasta, corta, burila y bruñe es el Alkahest y esa labor no puede llevarse a cabo solo con los planteamientos de la mente humana concreta.

Este quehacer se sintetiza en la palabra latina V.I.T.R.I.O.L., que equivale a la suma de las primeras letras de las palabras que forman la frase también latina:

“Visita Interiora Terrae Rectificandum Invenies Ocultum Lapidum”

que quiere decir: Visita la tierra interior, y rectificando, encontrarás la Piedra Oculta.

En la práctica, la Alquimia prepara a la materia mediante breves acciones de efectos acumulativos. Es como hacer hervir el agua, una sucesión ordenada y pausada de hechos, que conducen ineluctablemente al hervor.

Quien desarrolle disciplinadamente los ejercicios prácticos del Solve et Coagula, denominados en el pasado “Trabajos de Hércules”, por su dificultad y por su similitud con las pruebas de carácter eminentemente Iniciáticas, alcanzará la meta que le esté señalada, según su preparación y su capacidad, y la logrará si maneja debidamente la parte teórica y práctica de este Arte. Ambos aspectos referido s exclusivamente al quehacer sobre la fragua del propio cuerpo. En esta búsqueda de la Sabiduría no importa que el discípulo no sepa cómo se producen los cambios en su interior, le bastará ejecutar los ejercicios pertinentes.

La importancia del esfuerzo y la constancia

Hasta ahora y desde pretéritos tiempos, el hombre y la mujer han sido unos experimentadores externos, despreocupándose de expandir su autoconciencia.

Con todo, los hechos pesarosos de la vida cotidiana les obligan a retrotraerse y examinar su mundo interno y, en primer término, vivenciar la gran pesantez que les agobia; esta experiencia les acicatea y estimula para estudiar su realidad interior, donde encuentran tesoros que permanecían latentes, inactivos dentro de ellos.

No se piense que las tareas atingentes a la Gran Obra, discurren con la sencillez, fluidez y mansedumbre como las describo, puesto que la materia, desde el principio de la operación alquímica, está expuesta y presionada por profundas conmociones que producen cambios, que tienden a guiarla hacia ritmos de pureza más enaltecidos, para ser entrenada , con el fin de obtener una mayor absorción de Alkahest y, simultáneamente, desarrollar una resistencia o fortaleza mayor en el almacenaje de la Luz, todo ello con el objeto de descomponer la oscuridad de la Piedra.

No es fácil, para la materia no preparada, soportar que irrumpa en su mundo interno una potente irradiación que destruya sus antiguos moldes, las amadas limitaciones y las sustituya por esclarecidos principios.

El verdadero trabajo enseña que innumerables han de ser los cambios que se sucedan en lo interno de la materia, antes que se conquiste un verdadero estado superior.

El esfuerzo y la constancia son imprescindibles, sobre todo en la permanente realización de los ejercicios alquímicos, pues ellos permiten que el Adepto sea interpenetrado por la elevada energía del Disolvente Universal (Alkahest).

Esta magnetización mercurial se canaliza a través de todo el cuerpo, puede que con ello se eleve la temperatura corporal, con tal circunstancia o sin ella, son quemados las durezas y residuos de los cuerpos metálico y mineral.

Las durezas, crudezas o material térreo, consisten en las fuerzas violentas que fuerzan a la materia a adherirse a alterados estados de conciencia que se desatan interna o exteriormente. Tales estados forzados distorsionan a las emociones.

Con el cuerpo crecientemente liberado de obstáculos, se facilita la circulación interna del fuego líquido y se despejan los nadis o tubos por donde se desplaza la energía, asimismo los centros, ruedas, padmas o chakras, con creciente sincronización se activan armónicamente y proporcionan más resistencia y vigor a la materia de la Piedra, despertando su inteligencia superior.

¿Qué se necesita para dedicarse al estudio y práctica de la Alquimia?

Para dedicarse al estudio y práctica de la Alquimia, se requiere poseer la estirpe de un guerrero, de un luchador nato, que esté dispuesto a prescindir de su casco y peto y, sobre todo, de las reacciones de su Negra Armadura o cuerpo metálico, epítome de las energías torcidamente obscurecidas, posesionadas por una dirección opuesta al bien.

El Arte Real constituye un desafío para quienes desean descomponer, licuar y volatilizar el lastre de sus miedos e inseguridades que les roen las entrañas y coartan sus posibilidades, desequilibrando la nutrición normal de la materia.

La realización propia del Hermetismo es para quienes anhelan destruir los muros de su involuntaria prisión y desean que la Luz superior barra con las tinieblas anidadas en sus laberintos subterráneos.

El alquimista bien templado sabe que mientras persista indebidamente en cultivar sus bajas pasiones, no aprehenderá la silenciosa expresión del Arte Divino, la cual se trasmite solo a aquél que tenga un claro entendimiento forjado con el aquietamiento de prolongados silencios interiores.

El Arte Alquímico está hecho para aquél que tiene la resistencia y la osadía de proponerse no perder jamás su conexión con lo Superior. Sean cuales sean las vicisitudes que arrecien dentro y fuera de él, porque él sabe que tarde o temprano, se posesionará de una serenidad, de un estado de inalterable equilibrio, fundado en la vitalización de su esencia interior, y desde esa etapa en adelante lo que se ha de recorrer es un secreto sólo conocido por el Hacedor.

¿Con qué elementos se debe trabajar en la Alquimia?

Cabe agregar que los alquimistas tradicionales trabajan con un solo horno, que es su Vaso o cuerpo, para que en él se manifieste la Energía Divina, que se reflejará en la adopción natural de una vida digna. Mejorándonos a nosotros mismos, enaltecemos a la humanidad.

Asimismo, trabajan con un solo Mercurio, el Alkahest, con un solo Régimen el régimen de Mercurio y con una sola materia, la de su cuerpo o laboratorio interno. Los alquimistas tradicionales realizan su Obra sin ajustarse a tiempos o temperaturas controladas por la mano del hombre, no incurren en gastos, permanecen en silencio. Utilizan un solo horno, una sola materia, que sin dejar de ser una es, a la vez, tres: Sal, Azufre y Mercurio Interno Coagulado.

El desarrollo de nuestra naturaleza se gesta y desenvuelve en el más profundo silencio y humildad.

El comienzo consiste en un ordenamiento interno necesario para aquietar las múltiples vibraciones dispersas e incontroladas. El equilibrio es el requisito primordial para avanzar. El desarrollo de la propia naturaleza comienza desde la raíz o Mercurio Coagulado. El desarrollo será muy lento y débil en su comienzo. Se va de cambio en cambio en pos de la Luz.

El alquimista o Artista debe unirse al origen de la creación misma, al Alkahest y saber que es parte de ese Alkahest o Dios Nominado y que es, al mismo tiempo, parte de una vía experimental. Es el suyo un camino secreto, que se evidencia cuando la Obra alcanza su plena realización.

¿En qué consiste el pensamiento alquímico?

Es la Sabiduría plasmada en símbolos. Es el conocimiento escondido que está al alcance de todos, pero pocos son quienes pueden comprenderlo y practicarlo, debido a la gruesa capa metálica que externamente cubre sus entendimientos. Es el desarrollo de la Naturaleza interna con la ayuda del Alkahest, Dios Manifestado o Luz Iniciática. El itinerario de tu desarrollo comprende desde tu Luna y tu Sol, hasta tu propio Espíritu. Entrega los procesos y etapas que liberan al hombre y a la mujer de sus pesadas cargas y les permite avanzar a esenciados y superiores estados de conciencia.

Transforma al ser humano, pues el desarrollo de la propia Obra le permite vivir en un mundo absolutamente Real y no idealizado.

Lo transforma en un Servidor anónimo, que no construye templos externos, sino el propio, valiéndose de su Obra Alquímica.

Erige su propio templo interior, estableciendo una conexión interna con el Alkahest, al purificar lo tenebroso de sus estados, hasta alcanzar una verdadera divinización de su materia, para que le conecte más directamente con El Gran Arquitecto del Universo.